martes, 18 de agosto de 2015

III aniversario del incendio de los montes del Teleno.


Hoy se cumplen ya tres años del incendio que asoló cerca de 12.000 hectáreas en los Montes del Teleno. No es preciso volver a incidir demasiado en las consecuencias que dicho incendio trajo consigo, pues ya todos las conocemos: catástrofe medioambiental; desastre económico por la pérdida de una esencial fuente de recursos que afecta a todos los sectores de la zona (forestal, apícola, micológico, ocio y tiempo libre, hostelería…); y, ligado a todo lo anterior, un mazazo a nivel social al frenar en seco el resurgimiento de un sector resinero que podía haber supuesto un pilar fundamental en la fijación de población, especialmente la que está en edad de trabajar y tener hijos. Niños y niñas que son, al fin y al cabo, la única oportunidad real de futuro para estas zonas rurales.
Desde esta Plataforma Ciudadana de Afectados por el Incendio de los Montes del Teleno ya se opinó, en su día, sobre la gestión del incendio y de las ayudas que se habilitaron a sabiendas de que nadie podría cumplir los requisitos necesarios para ser beneficiario.
De la misma forma, se expresó nuestro asombro ante la absoluta falta de reacción por parte de los representantes de las Juntas Vecinales propietarias de los montes, con las honrosas excepciones de Nogarejas, Torneros de Jamuz y Pinilla de la Valdería; de los Ayuntamientos y de la Diputación provincial. Representantes que mayoritariamente pertenecían al mismo partido que gobernaba y gobierna en la comunidad autónoma y el gobierno central, lo que debería haber facilitado y agilizado trámites y gestiones. Sin embargo, esta circunstancia tuvo el efecto contrario. No contentos con no reclamar la declaración de zona catastrófica, no reclamar indemnizaciones para los afectados o no apoyar las justas reclamaciones que se hicieron a través de esta Plataforma; hicieron todo lo posible por acallar las protestas en un ejercicio de servilismo político en el que antepusieron los intereses de partido a los de los habitantes de los pueblos afectados.
Finalmente, y gracias a la repercusión mediática, se decidió aprobar un paquete de inversiones para paliar el daño producido por el incendio. Inversiones que a nuestro entender supusieron un gasto de dinero muy repentino y no demasiado planificado que no tuvo demasiada repercusión en la economía local. El estado aportó 5 millones de euros para gastar en menos de un año, con el compromiso por parte de la Junta de Castilla y León hiciera la misma aportación, pero más escalonada. A día de hoy, más de dos años después de la aprobación de las inversiones, no tenemos claro cuánto dinero se ha gastado y en qué conceptos. Es por ello que desde aquí instamos, principalmente a la Junta de Castilla y León, a que informe detalladamente sobre estos asuntos a toda la opinión pública, pero especialmente a las poblaciones afectadas.
Una vez finalizado este breve repaso de los acontecimientos, es momento de hablar del futuro, de mirar hacia adelante y decir cómo queremos que sea ese futuro. Desde la Plataforma apostamos por un futuro con pueblos vivos en los que las personas tengan recursos para ganarse la vida y servicios públicos que garanticen la calidad de la misma. Desde nuestro punto de vista, y atendiendo a la idiosincrasia de nuestro territorio, el futuro pasa por potenciar el desarrollo y aprovechamiento de los recursos forestales.
A pesar de tener claro cuál es la solución nos encontramos con un gran obstáculo en este camino. Ese obstáculo es el hecho de que una gran parte de la superficie forestal se encuentra muy alejada de ser aprovechable debido al incendio de hace tres años, y serán necesarios muchos años para llegar a ese punto en el que las masas arboladas puedan empezar a ser productivas desde el punto de vista económico.
De todos modos sería bueno aprender de las experiencias pasadas para seguir avanzando. Cualquiera que visite la zona que fue afectada por el incendio de 1998 en Tabuyo del Monte, puede observar que unos tratamientos selvícolas adecuados pueden acelerar la velocidad de desarrollo de las masas arboladas a la par que reducen la carga de combustible. Este hecho facilita las labores de extinción de eventuales incendios futuros, ya que disminuye tanto la intensidad como la capacidad de propagación de los mismos.
Aún contando con ese modelo, a nadie se le escapa que los citados trabajos selvícolas cuestan dinero, y que con el ritmo de inversión que actualmente habilita la Junta de Castilla y León para este tipo de labores no se obtendrían los resultados deseados. Pero con una inversión anual mayor y continuada durante los próximos veinte años se podrían conseguir dos importantes objetivos: acelerar la recuperación de las masas arboladas por un lado y crear empleo y riqueza en la zona por el otro.
Como se puede observar no concretamos qué cantidad anual sería necesaria para conseguir esos objetivos, y es que para dar una cifra es necesario que la Junta de Castilla y León, como gestora de los montes de Utilidad Pública, diseñe un Plan de Restauración como el que se elaboró para la zona incendiada en 1998. En dicho Plan a veinte años se debe determinar que trabajos es necesario realizar en cada zona, lo que ya permite valorar económicamente los costes.
En cuanto a la financiación de los trabajos, desde la Plataforma tenemos el convencimiento de que no es competencia exclusiva de la Junta de Castilla y León, ya que los montes son propiedad de Juntas Vecinales que, en algunos casos, tienen mucho dinero. Dinero que de una manera u otra han obtenido de los propios montes. A este respecto, opinamos que es de sentido común invertir parte de ese dinero en mantener o mejorar un recurso a la vez que se genera empleo, que “enterrar” el dinero en un banco mientras los pueblos mueren poco a poco con cada anciano que nos deja y cada joven que emigra en busca de un empleo.

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