El resumen es que la gente de la zona está convencida de continuar con éste oficio ancestral, perdido por éstas tierras hace más de 20 años y recientemente reavivado por varias familias de los diferentes pueblos.
A pesar de verse seriamente mermadas las matas con pinos adultos aptos para la resinación, en algunos lugares aún es posible continuar con la actividad en las zonas que se salvaron de las llamas.
Vari@s de l@s que impulsamos ésta plataforma obteníamos nuestro sustento de ésta noble labor forestal. Algun@s hemos visto todo el esfuerzo del año reducido a cenizas en unas pocas horas, junto con los magníficos ejemplares de pinaster autóctono que posibilitaban nuestro trabajo. Lejos de rendirnos seguiremos apostando por éste recurso natural local mientras continúe siendo rentable su aprovechamiento.
Estamos convencid@s de que la permanencia de actividades rurales tradicionales, ligadas a la tierra y a sus montes,es la mejor garantía para asegurar la preservación de los pueblos, sus gentes y sus ecosistemas.
Con toda probabilidad, el mismo incendio ocurrido 40 años atrás se hubiera quedado en mera anécdota. El monte era un hervidero de actividad, había gente trabajando y pasando sus días donde ahora sólo hay maleza. "Antes controlábamos los incendios con ramas, entre los vecinos, ahora ni los aviones pueden hacer nada" comentaba algún lugareño en los días que siguieron al incendio.
El año próximo el monte volverá a escuchar los ruidos de l@s resiner@s en su afanoso trabajo manual. Los pinos que escaparon de la quema verterán lágrimas de resina por sus hermanos caidos.
Gente joven apostando por la recuperación de sus pueblos mediante una actividad cuasi primigenia como la resina y con un componente de sostenibilidad digno de alabar. Esto es lo que las cabeceras de comarca, como La Bañeza, tenemos que agradecer porque vuestro progreso también es el nuestro. Gracias por una apuesta tan valiente y decidida por nuestra tierra porque de la tierra venimos y la tierra somos nos.
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